Raul Leorzak zuzendutako 18 laguneko taldeak hauts urtuzko upelak agertu diren industria-eraikin zaharra garbitu du
«Ha sido un año muy bueno porque al final se ha podido ver el producto final que salía de La Mina en distintas formas: los panes de asfalto, los adoquines más pequeños y el asfalto en polvo, la primera vez que lo vemos fundido en barriles». Es lo más destacado y la sensación final que le deja a Raúl Leorza la quincena del campo de trabajo de este año en el antiguo poblado minero de San Ildefonso, en terrenos de Korres.
El programa se cerró el pasado viernes con la colocación del geotextil y la capa de arena que protegerá la zona intervenida tras diez jornadas de clareo y limpieza en las ruinas de este complejo minero, abandonado definitivamente en los años 40 del siglo pasado. Recuperar su historia y su memoria es el objetivo del programa de Auzolandegiak del Gobierno Vasco en Arraia Maeztu, que se lleva a cabo por quinto año recuperando la actividad después de suspenderse el año pasado por la pandemia.
El Ayuntamiento de Arraia-Maeztu ha sido una vez más solicitante y colaborador en este programa que en esta edición ha reunido a 12 jóvenes de todo el Estado, 5 monitores, además de Raúl Leorza, el arqueólogo que coordina la actividad. Como novedad, esta vez el auzolandegi de Korres ha conformado un grupo de integración, que tras la jornada matinal de excavación y limpieza en San Ildefonso ha podido contar con el porche cubierto y la ikastola como lugar de campamento.
Material para la venta
En el verano de 2019 se comenzó a limpiar el edificio industrial del nivel inferior y este año la actuación se ha centrado «en la otra mitad de lo que posiblemente habría sido el almacén principal. Esto es lo más claro porque aparece el producto preparado que salía para venderse», reconstruye Leorza. Devorados por la tierra y la maleza se intuyen media docena de barriles de asfalto, inicialmente en polvo pero ahora fundido. «Habíamos visto antes restos de las cinchas de hierro y los listones pero no hasta ahora el barril en sí», destaca el arqueólogo que contextualiza el hallazgo en el lugar «desde donde se cargaba el material en las carretas».
Ha aflorado el asfalto en polvo, pero también los famosos panes de asfalto (de unos 4 kilos), adoquines pulidos y sin pulir -más pequeños- y superficie asfáltica como la del suelo de esta estancia de unos 100 m2. «Una parte de estos restos va a un almacén en Maeztu, se guarda para el proyecto expositivo de la minería de la zona que está en marcha. Y unas pocas muestras se llevan al museo Bibat», explicó Raúl. Ampliando la vista al resto del conjunto minero de San Ildefonso, el técnico dice que «todavía queda la mayor parte por descubrir, un 80% mínimo, porque queda cubierta por la vegetación toda la parte superior, la plaza, la gran casa familiar, el depósito de agua, los hornos…». Lo descubierto en años anteriores serían algunas viviendas de los obreros y corrales.
La minería, un aliciente especial
En este último día de campo de trabajo Aritz Ibáñez, un joven monitor de Villabuena, resumía lo que para el grupo ha supuesto esta actividad y estancia en Maeztu. «Hemos descubierto un nuevo entorno y una nueva historia, la de la minería, que da otro tipo de alicientes a un campo de trabajo. Y también nos ha dado la oportunidad de conocer Maeztu, donde nos hemos alojado y realizado actividades por las tardes».
Entre las personas participantes, Eugeni Alzibar, ruso de nacimiento y tolosarra de adopción, demostró que su parálisis cerebral no ha sido obstáculo para «tener una experiencia distinta que me ha enriquecido a nivel personal», nos contaba. Eugeni es un conocido youtuber con su propio canal –Eugeniren txokoa– donde entrevista a famosos de toda índole y da un lección de vida. «Todo es posible», proclama.