Mas de cien personas participan en Kanpezu en la manifestación convocada por la hostelería comarcal en protesta por el cierre de locales

Un hostelero encarcelado ha ofrecido la imagen actual del sector en Mendialdea.

La protesta de toda la hostelería de Euskadi hecha visible en las capitales vascas por los cierres decretados por el Gobierno Vasco ha tenido su anticipo en la Montaña  Alavesa a mediodía.  Más de  cien personas se concentraron en la plaza de Kanpezu respondiendo a la convocatoria de bares y restaurantes de esta comarca, como todos, con la persiana echada  desde el viernes a las 23 h.

«La situación es tremendamente jodida para todos, estamos muy nerviosos y desesperados», manifestaba Edorta Lamo, responsable del restaurante Arrea! de Kanpezu. «Ya lo era  para nosotros la última restricción de movilidad municipal decretada el 26 de octubre, lo que nos obligó a cerrar de un día para otro y agarrarnos como hemos podido a un ERTE». Encabezando la pancarta con el lema SOS ostalaritza-Mendialdeko ostalariak, Lamo ha estado acompañado por otros propietarios y trabajadores de una docena de locales. De Kanpezu, San Vicente de Arana, Korres, Maeztu y Sabando. Entre todos estos locales,  cerca de 50 personas se quedan sin trabajo por el momento.

Imagen central de la concentración en la plaza de Kanpezu.

«Pretendíamos juntarnos en primer lugar para dar una imagen de unión y de fuerza, vernos las caras. También para decirle a la población de la Montaña que hay un sector aquí que lo está pasando muy mal, y que queremos protestar por ello en la medida que podemos».  La convocatoria de esta concentración para la comarca se ha realizado «en plan rápido porque ni siquiera podemos participar en la organizada en la capital para la tarde por la limitación de movilidad municipal», destacaba Lamo.

Además de la pancarta, un hostelero-cabezudo dentro de unos barrotes, ha aportado imagen gráfica el cierre decretado en principio para este mes de noviembre. «Protestamos por la falta de tacto y de información. Es una decisión de un día para otro sin ni siquiera poder deshacernos del género ya adquirido o planificarnos etc. Creemos que tras seis meses les ha dado tiempo para contactar con nosotros y ver soluciones con el sector más castigado por la pandemia. Ni siquiera sabemos a qué ayudas podemos acceder», expresaba el hostelero campezano.

«Café para todos»

Dentro de las consecuencias nefastas que supone para todos este cierre, Javi San Vicente, del Obenkun, se quejaba de «la poca consideración que han tenido con los municipios pequeños. No nos pueden comparar con Donosti o Amorebieta. Harana tiene 230 habitantes y tenemos las tablas de  COVID a cero», recordaba. El responsable del restaurante de San Vicente decía que «el sector hemos sido bastante responsables. Hemos limpiado y desinfectado, llamado la atención a la clientela cuando ha sido preciso. Y después de todo recibes esto».

La hostelería criminalizada y condenada.

Por su parte, Koldo García (Izki Jatetxea, de Maeztu) se preguntaba «qué hacemos ahora con los trabajadores de las obras, no se pueden estar 30 días comiendo el bocadillo. Esto es algo que afecta a todos y afecta en cadena», explicaba, recordando que la decisión le ha pillado «con las reservas de toda una semana en comidas ya compradas». Sólo de lunes a viernes al Izki, el cierre le supone dejar de servir unos 40 menús de lunes a viernes.

En el acto de protesta también han aparecido octavillas con los mensajes «Ostalaritza kondenatua» o «Hostelería criminalizada». La concentración ha concluido con un gran aplauso de las y los asistentes para un sector que en la Montaña estudia plantear su problemática a nivel de instituciones municipales y comarcales.