Eva García Sáenz de Urturi evocaba hace cuatro años en su cuenta de Facebook el lugar de origen de sus antepasados, Villaverde, «el pequeño pueblo de Álava donde todo comienza…». Ahora obtiene el premio Planeta con una novela histórica que recrea una parte de la vida de Leonor de Aquitania, «mujer poderosa que fue reina de Francia e Inglaterra» y madre de la reina consorte de Castilla, Leonor Plantagenet, así como de otros nueve vástagos, entre ellos el muy conocido Ricardo ‘Corazón de León’.

El éxito de Eva GSdU empezó en Villaverde

Villaverde dista escasos kilómetros de Bernedo, población a la que Sancho VI el Sabio había dotado de fuero en 1182, solo cinco años después de un laudo arbitral (16 de marzo de 1177) sobre los límites fronterizos que se disputaban el monarca navarro y Alfonso VIII de Castilla. El laudo fue emitido por Enrique II Plantagenet, lo que supone una sorprendente internacionalización de un conflicto interno, ‘familiar’, entre dos miembros de la dinastía Jimena, descendientes directos de Sancho III el Mayor. Ambos se disputaban los derechos de propiedad sobre territorios que habían pertenecido a sus antepasados comunes en las actuales Álava, Burgos y La Rioja. Pero la intervención de un Plantagenet tenía su lógica, por ser éste un observador poderoso y supuestamente neutral, recién incorporado al círculo familiar de los Jimena. Enrique II era por una parte suegro del monarca castellano, por el matrimonio de Alfonso VIII con su hija Leonor Plantagenet y, por otra, consuegro del navarro, por el matrimonio de Berenguela, hija de Sancho VI, con su hijo, Ricardo Corazón de León, quien le sucederá en el trono de Inglaterra. Por otra parte, Sancho VI era además tío carnal de Alfonso VIII, por ser éste hijo de su hermana Blanca; en definitiva, un tupido lienzo de lazos familiares.

Pese a ello, la tregua acordada entre los dos monarcas no duró mucho tiempo. El rey de Castilla quiso despejar el camino que unía Burgos con el condado de Gascuña, al que tenía derecho por la dote de su matrimonio con la hija de Leonor de Aquitania. Así, en 1200, se gana el apoyo de los milites locales, comandados por Diego López de Haro, y conquista Vitoria, y con ella Álava, el Duranguesado y Guipúzcoa. Pero no Bernedo, que custodia el paso a la estratégica villa de Laguardia, en la Sonsierra navarra. Esta plaza había sido sede real itinerante, pues había nacido en ella la madre de Alfonso VIII, Blanca de Navarra. Laguardia siguió siendo villa navarra hasta la conquista definitiva de Fernando el Católico en 1486, solo doce años más tarde que Bernedo, que dejó de serlo en 1474, en tiempos de Juan II de Aragón, padre del Católico.

La fortaleza de Bernedo en la Edad Media

Cuadro de Bernedo en tiempos de Sancho VI el Sabio. Obra de Miguel Zubizarreta

En la nueva novela, galardonada con el premio Planeta, Eva urde una trama de suspense en la que la protagonista, Leonor, trata de esclarecer la muerte de su padre en 1137, el poderoso duque de Aquitania. El percance ocurre en extrañas circunstancias en la catedral compostelana, al finalizar el duque su peregrinaje a Santiago. Leonor sospecha del monarca francés, Luis VI, de la dinastía Capeta, que ansiaba el patrimonio ducal de su padre. Pero el monarca francés muere ese mismo año de 1137 y en la sucesión al trono de su hijo, Luis VII el Joven, se formaliza el matrimonio previamente acordado con Leonor, quien aporta como dote el próspero ducado de Aquitania. Ella solo contaba quince años y él, diecisiete.

A la vuelta de la segunda cruzada en 1149, Luis VII se propuso anular el matrimonio con Leonor, lo que consigue en marzo de 1152. Ella recobra la dote ducal e inmediatamente, ese mes de mayo, con treinta años, se casa en segundas nupcias con el conde de Anjou, Enrique II Plantagenet, once años menor que ella, pero claro candidato a la corona de Inglaterra, que obtendrá por el tratado de Wallingford, solo dos años después, en 1154. Por su parte, Luis VII contrajo ese mismo año matrimonio con Constanza, hermana del rey castellano Sancho III el Deseado, quien solo reina un año, por su prematura muerte en Toledo en 1158, y a quien le sucede en el trono su único hijo, yerno de Leonor, ex del rey francés, consorte de una Plantagenet, Alfonso VIII, el de Las Navas.

Parece claro que toda esta red de alianzas, intrigas y relaciones de parentesco entre las casas reales del occidente europeo aporta sobrados mimbres para el inicio de una nueva saga, que Eva describe como un «juego de tronos fundacional».