Tan pronto Edorta Lamo abrió las puertas del restaurante Arrea! en Santa Cruz de Campezo, el interés de público y crítica ha ido creciendo de forma imparable… Hasta que la perniciosa pandemia obligó a bajar la persiana, transitoriamente. Es un revés que la comarca en su conjunto y el municipio de Campezo en particular no pueden contemplar impasibles. El restaurante por sí solo constituye una actividad tractora que moviliza a centenares de personas cada mes. De ellos, una significativa parte se desplaza desde lugares muy distantes solo para cumplir un deseo, o satisfacer la curiosidad ante una propuesta única y excepcional. Son visitas de alto impacto, ya que muchas proceden de entornos profesionales muy selectos del sector de la gastronomía, o de la prensa especializada. Su efecto dinamizador sobre otras actividades, ya sean hosteleras, comerciales, de ocio, o de otro tipo, es impagable en unos tiempos en los que la comarca no está para frivolidades en el plano económico.

El leitmotiv del Arrea! es la cocina furtiva y Kanpezu ofrece el marco idóneo para visualizar esta idea. A escasos metros del restaurante, en dos zancadas se accede a la atalaya del Castillo. Desde allí las vistas evidencian el valor estratégico del lugar. Por el sur, la mole de Joar cubre las espaldas y garantiza el abasto de aguas salubres. Por el norte, enlazando con el antiguo solar de Piérola, se controlan los desfiladeros de Corres, Atauri y Oteo, tres vías alternativas que conectan con la Llanada. De oeste a este fluyen las aguas altas del Ega, entre Bernedo y Estella, antaño una de las arterias clave de Navarra. Y es ahí donde radica Campezo, entre Zúñiga y Genevilla, convertida en cuña que impide el tránsito natural desde la capital del viejo Reino hacia Laguardia. Para acceder al principal bastión defensivo de la Sonsierra ya no servirán los puertos seguros de Marañón, o Bernedo. Habrá que sortear la nueva divisoria y bajar, dando un rodeo, hasta Viana. Por este motivo, Campezo ha sido durante siglos espacio fronterizo, incentivando la práctica del bandolerismo, el contrabando, el estraperlo, o el furtivismo. Son hábitos de vida y subsistencia que han impregnado la mentalidad de los pobladores. Es, en definitiva, el testimonio que con talento Edorta Lamo está plasmando en su apuesta culinaria.

Hablan por sí solas las entradas que de forma ininterrumpida mencionan @ARREA_Kanpezu en las redes sociales:

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